En la situación actual donde las amenazas están cada vez más presentes ya no existe distinción entre seguridad física y seguridad digital, ahora están unificadas. Cualquier infraestructura desde la red de un banco o de un gran corporativo hasta una red de casa o domestica se enfrentan a riesgos que no respetan fronteras. Los ataques más recientes explotan la interconexión entre lo físico y lo digital. Un vector de ataque puede iniciar con un dispositivo de casa mal configurado, como una chapa inteligente con una contraseña débil y puede propagarse a un entorno corporativo y viceversa.
Esta nueva realidad exige un cambio de enfoque, pasar a la gestión de “La convergencia entre la seguridad física y la digital”. La protección actual requiere la integración de ambas para crear un escudo unificado.
La fusión de amenazas: de los datos a la interrupción física.
La seguridad física se centraba en el control de acceso, la vigilancia y la protección perimetral contra intrusos. Por otro lado, la ciberseguridad se enfocaba en la protección de datos, redes y sistemas informáticos contra malware y filtraciones, entre otros. Sin embargo, los eventos recientes han demostrado lo contrario:
1. Ataques de ransomware a sistemas de tecnología operacional: Los delincuentes han logrado cifrar sistemas de control industrial, paralizando operaciones físicas vitales, como la producción en una planta o el suministro de combustible o al sistema de CCTV, incluso puertas y cerraduras inteligentes bloqueando el uso o el acceso a estas.
2. Intrusiones físicas para acceder a la red: Los delincuentes pueden obtener acceso físico a una instalación para conectar dispositivos maliciosos o comprometer puntos de acceso a la red, eludiendo sofisticados controles de ciberseguridad, como ejemplo pueden acceder a cajeros automáticos o redes corporativas con puntos de acceso con poco control como los de impresoras o los relojes checadores.
3. Vigilancia y Sabotaje: El uso de cámaras IP y sensores de temperatura o acceso ha introducido nuevos puntos de entrada que, si se comprometen, pueden ser utilizados para el espionaje o para desencadenar sabotajes físicos.
Esto resalta la necesidad de una estrategia de seguridad unificada que contemple tanto los riesgos lógicos como los físicos.
Pero ¿Como crear una estrategia en conjunto?
Pilares de una estrategia de seguridad convergente
La implementación de una estrategia de seguridad convergente no es un proceso sencillo, pero es fundamental para la seguridad operativa. Crear pilares clave que permitan la integración, es un buen inicio:
1. Visibilidad y monitoreo unificados: Implementar plataformas de seguridad que tengan los datos de sensores físicos (cámaras, sensores de movimiento) con la de indicadores de red, los registros de eventos de los sistemas físicos y digitales y los datos de inteligencia. Esto permite una correlación de eventos en tiempo real para detectar algo sospechoso o alguna anomalía que de otro modo pasaría desapercibido.
2. Políticas de acceso y administración de identidad Integradas: Establecer un sistema de control de acceso e identidad (IAM) que cubra tanto el acceso a las instalaciones físicas (tarjetas de acceso, biometría) como el acceso a los sistemas y datos digitales. Se deberá de aplicar el principio de mínimo privilegio (Zero Trust) en ambos casos.
3. Respuesta a incidentes: Contar con un equipo de respuesta a incidentes que incluya expertos en seguridad física (desde vigilantes hasta guardias) y digital. Los planes de contingencia deben contemplar escenarios que involucren fallas o ataques en cualquiera de los dos escenarios, asegurando una comunicación fluida y acciones coordinadas para mitigar el impacto
4. Evaluación de riesgos: llevar a cabo evaluaciones de riesgo que consideren los activos físicos y digitales y el punto en el que estos se encuentran. Esto implica identificar los puntos de conexión más vulnerables y entender cómo una falla en un sistema puede desencadenar una serie de eventos en el otro, permitiendo así una priorización de las inversiones en seguridad y ciberseguridad.
La Fusión de dominios.
La convergencia de la seguridad física y la digital ya no es un concepto teórico; es una práctica operativa para la protección de las infraestructuras críticas. Al derribar las barreras entre estas áreas, las organizaciones pueden construir un marco de defensa más robusto, proactivo y adaptable. La inversión en tecnologías y procesos que fomenten esta integración no solo protege los activos, sino que también garantiza la continuidad de las operaciones y la confianza de empleados e inversores.
El futuro de la seguridad no es ni físico ni digital; es un ecosistema integrado donde la fortaleza de uno refuerza la del otro y se complementan, creando un todo más grande y seguro que la suma de sus partes.